La declaración completa de Abigail Páez, se contradice con lo que reveló la autopsia. Magdalena Espósito, la otra acusada, no quiso escucharla hablar ante los jueces.
El miércoles 7 de diciembre, en la audiencia numero 14 del juicio por el cruel asesinato de Lucio Dupuy -el chico de cinco años que fue torturado hasta la muerte en La Pampa- Abigail Páez, acusada del crimen junto a Magdalena Espósito, su pareja y la madre de Lucio, levantó la mano y pidió hablar.
La abogada de Abigail Páez, Silvina Blanco Gómez, le dijo a la jueza que su defendida “tomó la decisión de declarar sin responder preguntas”. En ese momento se generó una situación de tensión en la sala y el que tomó la palabra fue Pablo de Biasi, el abogado de Magdalena Espósito, la madre de Lucio. “Mi clienta prefiere retirarse y no estar presentes en este testimonio”. Efectivamente, la mujer se fue de la sala y no escuchó el testimonio de su pareja, ni siquiera por los parlantes.
Cuando las condiciones estuvieron dadas, Páez comenzó a hablar. Inició su relato contando cómo había sido aquel 26 de noviembre del 2021 para ella, el día en que Lucio fue asesinado. La mujer contó que cuando se hizo de noche, llevó al trabajo a Magdalena y luego volvió a su casa para “cuidar a Lucio”.
La mujer se sentó frente a la jueza Alejandra Ongaro y declaró durante una hora. En su discurso se refirió al momento del asesinato. Dijo que estaba sola con Lucio y confesó que lo golpeó “porque se mandó un moco”. “Entonces lo tomé del brazo y le pegué varias pataditas en la cola. Fue todo muy rápido, no sé. Le pegué y no medí donde, ni sé por qué tampoco. No le encuentro una explicación todavía”, digo Páez.
Horas después de esa escena, Lucio Dupuy moría en un hospital de Santa Rosa.
Su relato, sin embargo, choca de lleno con las pruebas que se presentaron en el debate que hablan de golpes, mordeduras y heridas mucho más graves, signos de abuso sexual de data histórica y reciente. Los fiscales y la querella sabían que, a la luz de las pruebas presentadas en el debate, sabían que mentía o, al menos, no decía toda la verdad.